El terciopelo es un tejido de lujo de pelo corto y denso que puede obtenerse de cualquier fibra natural o artificial. Su aplicación en confección de prendas de vestir, accesorios y decoración tiene una larga tradición. Os proponemos un repaso a la historia del terciopelo.
Se trata de una tela de costosa producción, por lo que a lo largo de la historia ha estado siempre asociada a la riqueza y al lujo. Vestimentas de ceremonia de reyes y nobles de muchas culturas han utilizado el terciopelo como materia prima. Sus orígenes datan de la Antigüedad pues hasta los primeros egipcios confeccionaban un tejido similar. Sin embargo, no llega hasta nuestra cultura occidental si no a través de Italia en la Baja Edad Media.
Hoy en día, el terciopelo es uno de los tejidos más evocadores del armario tanto femenino como masculino. En la actualidad, su uso se ha democratizado y convertido en un imprescindible de estilismos sofisticados, bohemios o incluso urbanos. Su superficie suave, con un brillo sutil y una caída elegante, lo convierte en protagonista absoluto tanto en prendas como en accesorios.
Entre las más habituales se encuentran los vestidos, tanto largos como cortos, ideales para eventos de noche o celebraciones especiales. Los blazers en colores profundos como burdeos, verde botella o azul marino, aportan un toque refinado a estilismos formales o de oficina. Las faldas midi o pantalones anchos en terciopelo son opciones elegantes para el día o la noche, mientras que los tops y camisas añaden una nota sensual al look. También destacan los trajes de dos piezas, muy en tendencia, perfectos para fiestas o cenas de gala.
Combinando el terciopelo
Para un look casual chic, elige una chaqueta de terciopelo sobre una camiseta básica blanca y jeans. Añade botines y un bolso estructurado para equilibrar texturas. En un contexto bohemio, opta por una falda de terciopelo con blusa fluida, botas altas y accesorios étnicos.
En ocasiones formales o nocturnas, un vestido de terciopelo con escote asimétrico y tacones de tiras garantiza elegancia sin esfuerzo. Complementa con joyería minimalista y clutch metálico.
Durante el invierno, combina pantalones de terciopelo con jersey de lana y abrigo largo, jugando con tonos neutros y texturas contrastantes como piel o satén.
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